En cierta medida, todo el mundo siente la presión de ser productivo. Pero en la era de las redes sociales, el trabajo a distancia y el entretenimiento constante, es más difícil que nunca evitar las distracciones y no desviarse de la tarea.

Aunque la productividad no lo es todo ni es la suma de tu valía como persona, es importante desarrollar habilidades de productividad y estar al día de tus responsabilidades. Puede que no sea posible hacer todas las tareas todos los días. Pero lo más probable es que puedas ser más productivo de lo que eres actualmente. Probablemente tengas más de un mal hábito que obstaculiza tu productividad, y adoptar la mentalidad adecuada puede marcar la diferencia en la forma de abordar -y realizar- tus tareas.

7 hábitos que obstaculizan tu productividad

En última instancia, la productividad es el simple hecho de hacer las cosas. Puede ser en el trabajo o en casa, para uno mismo o para otra persona, pero la idea básica es la misma: ser productivo significa ser capaz de completar las tareas de la lista de tareas pendientes.

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Cada persona tiene sus propios criterios de productividad, y eso está bien. Lo que más importa es tu mentalidad: ¿coinciden tus expectativas con tu capacidad para cumplirlas? Y en ese sentido, aprender a ser más productivo es tanto un ejercicio de salud mental como un reto logístico. He aquí siete malos hábitos que podrían estar perjudicando tu productividad, por no hablar de tu bienestar general.

1. Multitarea

Vayamos al grano: la multitarea no es real. Cuando te ocupas de varios proyectos a la vez, puede parecerte que estás haciendo más cosas, pero es una ilusión. En realidad, sólo estás cambiando rápidamente de una tarea a otra, algo para lo que tu cerebro no está diseñado. En última instancia, esto significa que haces ambas tareas de forma menos eficiente. Algunos estudios demuestran que la multitarea puede reducir la productividad global hasta en un 40%.

La multitarea no sólo perjudica tu productividad en términos de resultados inmediatos. Puede provocar problemas crónicos como estrés, ansiedad y depresión, perjudicando aún más tu productividad a largo plazo.

Quéhacer en su lugar: en lugar de intentar hacerlo todo a la vez, prepárate para centrarte en una cosa cada vez. Incluso si empiezas con breves periodos de 15 minutos, puedes ir acumulando más tiempo de concentración y establecer una mejor base para la productividad.

2. Perfeccionismo

Puede que sea un tópico, pero es cierto: la perfección es enemiga de lo bueno. Cuando no puedes aceptar la imperfección, te ralentizará e inevitablemente te llevará a realizar menos tareas. Esto no quiere decir que no debas esforzarte por hacer las cosas bien, sino que es importante recordar que tienes un tiempo limitado y unos recursos limitados. A menudo, «bien» es bueno.

En el peor de los casos, el perfeccionismo puede descarrilar por completo tu productividad porque daña tu salud mental. Los perfeccionistas pueden quedarse paralizados por la indecisión y la ansiedad, incapaces de completar nada por miedo a que no sea lo suficientemente bueno.

Qué hacer en su lugar: Al igual que la multitarea, el perfeccionismo se basa en una ilusión. Cuando te obsesionas con ello, te esfuerzas por conseguir algo que nunca podrás lograr. En su lugar, adopta una mentalidad de crecimiento. Pregúntate cómo estás mejorando y cómo puedes hacerlo mejor, no cómo puedes alcanzar la perfección.

3. Olvidarse de priorizar tareas

Las distracciones son incesantes en el lugar de trabajo actual. El correo electrónico, las redes sociales, los programas de mensajería y un sinfín de otros canales compiten por nuestra atención, y es todo un reto ignorar el ruido y saber dónde centrarse primero. Por eso, la autogestión y la capacidad de priorizar son algunas de las habilidades más buscadas por los empleadores de hoy en día.

Esto no es menos cierto fuera del trabajo. Cuando se cede a todos los impulsos de responder al timbre del teléfono o se opta por tareas fáciles todo el tiempo, se pueden marcar muchas casillas sin conseguir hacer gran cosa. Como demuestran los estudios, la gente suele sucumbir a la tiranía de lo urgente en detrimento de tareas más importantes. Y, como ocurre con la multitarea, esto puede conducir a un ciclo constante de ansiedad, unido a la depresión de sentir que no estás haciendo nada que merezca la pena.

Quéhacer en su lugar: una priorización eficaz requiere una mentalidad proactiva. En lugar de reaccionar a todo lo que te llega a la bandeja de entrada, revisa tus prioridades cada semana y cada día. Planifica qué es lo más importante y reserva un tiempo libre de distracciones en tu agenda para hacerlo, independientemente de las tareas aparentemente urgentes que te llamen.

4. Demasiada autocrítica

Este hábito está estrechamente relacionado con el perfeccionismo, del que ya hemos hablado. En este caso, le das a tu voz interior negativa demasiado espacio para decir lo que piensa.

Criticarse constantemente provoca todo tipo de distorsiones cognitivas. Cuanto más oyes cosas como: «No sirves para esto» o «Si fueras más listo, lo harías mejor», más te lo crees. Y cuanto más lo creas, más se convertirá en realidad: no conseguirás tanto si crees que no puedes hacerlo. Al fin y al cabo, los estudios demues tran que los comentarios negativos rara vez producen mejores resultados.

Por otro lado, otras investigaciones demuestran que las personas con una autoestima alta tienden a tener mejores resultados a largo plazo: en el trabajo, en las relaciones y en la salud mental. En otras palabras, una visión positiva de uno mismo es más productiva.

Qué hacer en su lugar: La autocompasión es lo contrario de la autocrítica. En lugar de limitarte a escuchar tus críticas internas habituales, empieza a hablar contigo mismo. Adopta un enfoque positivo y alentador. Cuando te quedes corto, busca las cosas que has hecho bien y piensa cómo puedes recompensar esos esfuerzos y crear una motivación positiva para mejorar.

5. No tener límites

¿Eres de los que dicen que sí a todo? Si no pone límites, es peor que olvidarse de priorizar sus propias tareas: permite que otras personas establezcan sus prioridades por usted.

Esto puede ocurrir de muchas maneras. En el trabajo, quizá tengas una política de puertas abiertas que permita a tus compañeros interrumpirte en cualquier momento, independientemente de en qué estés trabajando. En su vida personal, podría significar que siempre acepta una llamada de ese amigo agotador o que nunca duda en añadir una actividad más a las listas de sus hijos.

Sea lo que sea para ti, a la larga es contraproducente. Como ya hemos explicado, cuantas más cosas tengas en tu lista -y cuanto más las consideres urgentes-, menos lograrás en realidad. Sin límites, los demás siempre te darán más cosas que hacer.

Qué hacer en su lugar: Si no estás acostumbrado a poner límites, esto puede requerir algo de práctica. Por supuesto, hay que empezar por establecer prioridades, así que asegúrate de dar un paso atrás para determinar qué es lo más importante. A partir de ahí, prueba a poner límites sencillos: por ejemplo, cerrar la puerta durante una hora en el trabajo o no responder inmediatamente a los mensajes de texto de ese amigo pesado. A medida que te acostumbres a estos límites, puedes ir añadiendo más.

6. desplazarse por las redes sociales

Quizá no haya nada que haya creado más distracciones en los últimos tiempos que las redes sociales. El bucle de retroalimentación instantánea e interminable de las redes sociales es adictivo -de hecho, provoca una liberación de dopamina en el cerebro-, así que es una distracción fácil cuando prefieres no concentrarte en la tarea que tienes entre manos. Antes de que te des cuenta, llevas 20 minutos haciendo scroll y ahora tienes que concentrarte en lo que estabas haciendo.

Se podría pensar que estas breves incursiones en las redes sociales son inofensivas, pero las investigaciones sugieren lo contrario. Además de muchos otros problemas de salud mental, las redes sociales dificultan la productividad. Un estudio, en concreto, demostró que un comportamiento adictivo en las redes sociales puede perjudicar el equilibrio entre la vida laboral y personal y el rendimiento en el trabajo.

Vale la pena señalar que las redes sociales tienen su lugar, incluso en el trabajo. Si se usan con moderación y con los límites adecuados, pueden mejorar las relaciones laborales e incluso ser una herramienta de productividad. Pero esto requiere un enfoque disciplinado.

Qué hacer en su lugar: Las redes sociales son tan atractivas porque siempre están activas y siempre son urgentes. Siempre hay algo nuevo que ver o a lo que responder. En lugar de dejar que dicten tu tiempo, pon las redes sociales en su sitio. Establece horarios en el trabajo y en casa para consultarlas y considera la posibilidad de desactivar las notificaciones push de las redes sociales en tu teléfono. Así podrás relacionarte con él en términos más productivos.

7. Picar algo a altas horas de la noche

Al igual que las redes sociales, la comida basura es otra distracción fácil de conseguir. Esa chocolatina o esa bolsa de patatas fritas llena de carbohidratos te da un rápido subidón de energía, pero le sigue un duro bajón mientras tu cuerpo intenta reequilibrar el nivel de azúcar en sangre. Mucha gente monta estas olas a diario, intentando ser productiva con estos breves arranques de energía.

Sin embargo, estos altibajos no sirven para aumentar la productividad. Pasarás más tiempo estrellándote que subiendo, y el exceso de comida basura puede incluso provocar mal humor y otros problemas de salud. A la larga, esto no te ayudará a mantener un estilo de vida productivo.

Qué hacer en su lugar: Seguir una dieta equilibrada hará mucho más por aumentar tu nivel de productividad que la comida basura. Una mezcla sana de proteínas, grasas saludables, fibra y carbohidratos complejos proporciona a tu cuerpo y a tu mente una fuente de energía más constante para que no estés sujeto a tantos altibajos.

Conclusión

Si buscas formas de aumentar tu productividad, empieza por tu mentalidad. Más que cualquier otra cosa, ser productivo tiene que ver con cómo piensas sobre ti mismo y tus responsabilidades, no con encontrar el sistema perfecto para hacer las cosas. Cuando empiezas por tu salud mental, un estilo de vida productivo fluye de forma natural a partir de ahí.

La información contenida en este artículo tiene únicamente fines educativos e informativos y no pretende ser un consejo médico o sanitario. Consulte siempre a un médico o a otro profesional sanitario cualificado cualquier duda que pueda tener sobre una enfermedad o sus objetivos de salud.